
Xavier Vila-Coia
Existía (y uso bien el verbo) en esta exposición un cuadro titulado "O monte do gozo" en el cual en una fotografía de una vagina salia tapando su interior un cristo crucificado. Pues bien, si viviésemos en un Estado normal o en un mundo normal, esto no debería extrañarnos -al que escribe desde luego que no lo hace- pero resulta que estamos donde estamos y que a los dos días de estar la exposición, cierto grupúsculo de estudiantes que igual han olvidado que estamos en una universidad publica y mas o menos libre (con el permiso de Bolonia) tuvieron un altercado con otro grupo de estudiantes al respecto del cuadro, al cual yo me integre, al ver lo que ocurría. El altercado no fue mas que una intercambio de palabras, recriminándonos el uso que hacemos de lo "publico" y de la "libertad", para lo que "vosotros queréis" decían. Esto no seria mas que el típico roce que pueden tener diversos grupos de estudiantes, de no ser por la aparición de cierta profesora de dudosa formación, a intentar retirar un cuadro que le parecía ofensivo.
El resultado del altercado podéis imaginarlo, 2 días después el cuadro ya no esta en nuestra facultad, porque estos mismos han elevado su ira y su intolerancia, llegada de tiempos pretéritos y no tan pretéritos a nuestra facultad. En su lugar ahora hay un escrito de Vila-Coia denunciado esta intolerancia y manteniéndose firme en sus convicciones, mencionando además en su escrito la "opresora" constitución cubana, que incluso reconoce el derecho a la libertad de expresión. Ocurre pues que por la intolerancia de unos, la censura la sufrimos todos los demás. Y ocurre pues que siempre callamos los mismos, que siempre sufrimos los mismos en silencio y que cuando tomamos la palabra somos la peor de las morrayas y de las calañas revestidos de todo tipo de calificativos peyorativos y violentos.
Para mi esto supone un escalón mas de esa censura, cotidiana, no la de las altas esferas, no la de un preso vasco cuando escribe una carta, o la de un militante de la izquierda abertzale cuando quiere ejercer su derecho a sufragio o expresar libremente su derecho a voto. O no es también otra de esas censuras glamourosas que se ejercen sobre determinadas publicaciones, no dejando emitir tal o cual portada o tal o cual referencia sobre cierta figura institucional, esa censura es sutil, mas elaborada, mas aceptada socialmente, mas aprehendida y mas aplaudida, porque no decirlo.
En cambio esta otra censura, es esa censura, nada sutil en sus formas, mas del día a día, mas campechana, como decirlo, mas "nuestra" pues nosotros también la ejercemos o auto ejercemos en ocasiones. Y de una forma u otra somos participes de esa censura, de esas restricciones. Así pues seria importante empezar el trabajo por debajo, que este tipo de cosas supusiesen un escandalo y no pasasen de tapadillo, sin mas allá del típico comentario al respecto de cafetería, de poco nos sirven grandes macro-teorías sobre el devenir político o sobre la idoneidad o no de los sistemas, los cambios, los valores, las revoluciones siempre se empiezan desde abajo, siempre se empiezan por uno mismo. Y el día que consigamos que un hecho aislado como este, sea considerado por toda nuestra comunidad como un grave atentado, hacia nuestra propia libertad, y mas concretamente a nuestra libre expresión, sera que habremos dado un paso de gigante en todo ese mundo mejor que queremos construir pero que en ocasiones nos olvidamos que se empieza por abajo.

Así pues, acabo esta reflexión, sobre las restricciones, haciendo ciertos llamamientos que quizás promuevan el debate, la critica o el aplauso de algunos.